martes, 22 de julio de 2008

Gamez le pega a Grondona otra vez

"Grondona repite una vieja fórmula de los países poderosos económicamente. A la hora de ayudar a los pobres, los asiste con dinero, pero les cobra el favor"

"El tema de fondo sigue siendo económico y la AFA tiene ganancias por la televisación de todo el fútbol, que supera en cinco o seis veces la regla del criterio, si se toma en cuenta lo que los clubes perciben en Europa por derechos de televisión"

"La FIFA todavía no admitió la solución para los sub 23 y recién se tratará en Beijing, según su presidente (Joseph) Blatter. Por eso la mayoría de los dirigentes argentinos estarán viajando a China para una reunión especial, lo que no deja de ser sugestivo"

"Porque si se trata de cuidar a las joyas de cada club, que son los jugadores, Grondona debió prever todo esto. Pero la AFA sólo piensa en sus propios intereses, como una especie de banco o entidad crediticia. Y el mejor, o el peor ejemplo es Racing, un club mal administrado al que la AFA le hace un favor desde una actitud paternalista"

lunes, 14 de julio de 2008

Peleas en el recuerdo: Maradona vs. Passarella


Para que nadie invente giladas, lo cuento todo: con Passarella nos habíamos peleado en la concentración del América de México, en el Distrito Federal, donde vivíamos en la Copa del Mundo del 86. La historia fue así... Yo llegué quince minutos tarde a una reunión junto con los... rebeldes. Eso éramos, según Passarella, Pasculli, Batista, Islas... ¡Quince minutos tarde llegamos! Y entonces nos comimos un discurso de Passarella, con el estilo de él, bien dictador: que cómo el capitán iba a llegar tarde, que esto, que lo otro. Lo dejé hablar, lo dejé hablar... "¿Terminaste?", le pregunté. "Bueno, entonces vamos a hablar de vos, ahora", le dije. Y conté, delante del plantel completito, todo lo que era él, todo lo que había hecho él, todo lo que yo sabía de él. Y se armó el lío grande, ¡grande, grande! Porque en aquella Selección, hay que decirlo, había dos grupos. Por un lado, los que apoyaban a Passarella. Su banda. Ahí estaban Valdano, Bochini, varios. Passarella les había llenado la cabeza y por eso decían que nosotros habíamos llegado tarde porque estábamos tomando falopa, y que esto, y que lo otro... pero, más que nada, por supuesto, eso de que estábamos tomando falopa y ésos éramos nosotros, mi grupo. Entonces yo le dije: -Está bien, Passarella, yo asumo que tomo, está bien... Alrededor, un silencio tremendo. Yo seguí: -Pero acá hay otra cosa: no estuve tomando en este caso... No en este caso, ¡mirá vos! Y, además, vos estás mandando al frente a otra gente, a los pibes que estaban conmigo... ¡Y los pibes no tienen nada que ver! ¿Entendiste, buchón? La única verdad es que Passarella estaba queriendo ganarse al grupo de esa manera, sembrando cizaña, inventando cosas, metiendo palos en la rueda. Quería ganárselo desde que había perdido la capitanía y el liderazgo; lo tenía atragantado, lo tenía acá. Porque él fue un buen capitán, sí, y yo siempre lo dije. Pero yo mismo lo desplacé: el gran capitán, el verdadero gran capitán, fui, soy y seré yo. Después de eso, cada vez que podía, él me jugaba feo, muy feo. Lo agarró a Valdano, un tipo muy inteligente, a quien todo el mundo escuchaba, incluido yo, que era capaz de estar cuatro horas con él sin poder meter un bocadillo, y le metió en la cabeza que yo estaba llevando a todos a la droga. Entonces me planté, en el medio de esa reunión, y en nombre de mis compañeros y en nombre mío, por supuesto, le grité a Passarella:-¡Acá nadie toma, viejo! Y lo juro por mis hijas que no tomamos, que en México no tomamos. Pero como estábamos sacando los trapitos al sol, se me ocurrió hacerla completa:-A ver, ya que estamos... Estos dos mil pesos de teléfono que tenemos que pagar entre todos, porque nadie se hace cargo, ¿por llamadas de quién son? Nadie saltó, nadie contestó, alguno miró el piso... No volaba una mosca. Lo que no sabía Passarella es que por aquellos tiempos, en 1986, parece que hace un siglo ya, las cuentas telefónicas en México tenían detalle: en la factura venían los números, uno por uno... Y el número era el de él, ¡hijo de puta! Ganaba dos millones de dólares y se hacía el boludo por dos mil. Eso sí que es tomarle la leche al gato. Yo prefiero ser adicto, por doloroso que esto sea, a ventajero o mal amigo. Esto de mal amigo lo digo por la historia que terminó de alejarme de él y terminó también de formar la verdadera imagen de Passarella para los demás: cuando él estaba en Europa, todo el mundo comentaba que se escapaba a Mónaco para verse con la esposa de un compañero, de un jugador del Seleccionado argentino... ¡Eso hacía y después lo contaba en el vestuario de la Fiorentina, como una hazaña! (...) Allá fuimos, y en la reunión, con Passarella presente, conté todo lo que sabía de él y se hizo un silencio profundo... Hasta que saltó Valdano:-¡Vos sos una mierda! -le gritó al Kaiser. Ahí se rompió todo. Ahí le agarró la diarrea, el mal de Moctezuma, cuando la realidad era que todos meábamos por el culo. Ahí le dio el tirón, ésta es la verdadera historia.(...) El sabe muy bien que no es quién para venir a decirme a mí nada de la droga. Porque si vamos a hablar de eso, tendremos que remontarnos a un proceso muy largo y muy viejo en el fútbol argentino, de una época en la que él jugaba y yo no, de una Copa Libertadores que yo nunca jugué y él sí, varias veces... ¿Y soy el único drogadicto, yo? Una vez, Menem me invitó a conversar de este tema con Passarella. Una reunión para charlar de todo, y también de la droga. "Cuando quiera, Presidente, cuando quiera", le dije. Pero Passarella nunca apareció, parece que no se animó. Para que quede clarito, esto: Passarella, si vos no querés que te ensucien, no ensuciés; si yo conocí la droga en el fútbol, fue por vos, ¡fue por vos! Entonces, claro: "De Maradona no hablo". Porque si él habla y yo contesto, se pudre todo.
Del libro "Yo soy el Diego"

jueves, 3 de julio de 2008

Los cronistas amigos

"En estos tiempos, el fanático del fútbol no se pierde nada. Puede ver en vivo y en directo cómo un técnico echa a un jugador de la práctica o enterarse qué almorzó el 10 de su equipo. Pero la omnipresencia implica un sacrificio: el de los periodistas que se ven obligados a rozar la amistad o hasta la obsecuencia para conseguir la información. Su trabajo es perder la distancia con los protagonistas; el pecado mortal del comunicador. Pero estos cronistas aliados a jugadores, dirigentes o técnicos también se han transformado en indispensables", dice Angela Lerena en el Diario Critica de la Argentina.
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martes, 1 de julio de 2008

El Feo lo empató



Hasta hace poco Ángel Labruna ocupaba el segundo lugar en la tabla histórica de goleadores del fútbol argentino pero ahora igualó al paraguayo Arsenio Erico, luego de que un estudio del Centro de Investigación de la Historia del Fútbol (CIHF) le adjudicara como propio un tanto que marcó en la década del 40', que por error no le había sido otorgado.
El gol que se le suma al feo se lo señaló a Estudiantes el 26 de octubre de 1941, en la última fecha del campeonato. Tomando como base las publicaciones del historiador Pablo Ramírez, el gol era asignado al jugador Rodríguez, del equipo platense, en contra.
Además el CIHF tiene previsto analizar rigurosamente uno por uno los goles de Labruna y Erico, ya que existe otro gol en discusión que podría corresponder al jugador riverplatense y pasaría a ser en solitario el máximo goleador de la historia nuestro fútbol con 294 tantos.